viernes, 17 de diciembre de 2010

Sin importar lo que hayamos vivido en el pasado todo varón creado por Dios tiene la capacidad, la fortaleza, la tenacidad dentro de si mismo para superar y soportar cualquier obstáculo tanto exterior como interior que le impidan seguir su camino con la aptitud correcta.

Esta aptitud correcta se gana cuando tenemos; juicio, cabalidad y sensatez dentro de nuestro propio sistema de valores como principios básicos de la vida moral.

No basta solo con seguir adelante, y avanzar sino saber con total certidumbre que el progreso no solo es un síntoma de cambio positivo sino el precio que hay que pagar por progresar. Ese precio que hay que pagar es sinónimo de esfuerzo, trabajo, sacrificio, interesa, y paciencia.

El la vida para ganar no solo se necesita virtuosismo y capacidad humana, sino también se necesita la fuerza del querer y poder, como el optimismo, la fe y la esperanza, elementos fundamentales y de capital importancia para caminar con la aptitud correcta.

Como sacerdotes y padres necesitamos demostrar esa fuerza interior que tenemos y debemos sacar a flote es la única manera de comportamos como verdaderos hombres que toman el timón del barco.

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